Cuesta imaginar el erotismo de los viejos. Sexo y
vejez suenan como conectar la Biblia y el calefón. “Asco”, “ridiculez”, “poco
estético” son algunos de los términos usados para relacionarlos. Hay una
ceguera social en ver a viejos y viejas más allá de la edad que con la pandemia
de la covid-19 se radicalizó: fueron enfocados por una sociedad que en general
no los ve.
Puesta en evidencia su fragilidad ante el virus, fue difícil no
ligarlos a la enfermedad y a la muerte e imposible pensarlos como personas con
ganas y deseos.
“Nuestros gustos han sido en buena medida construidos de manera
imperialista y muchas de nuestras dificultades para incluir el erotismo en la
vejez se basan en cuestiones políticas cercanas a las formas de discriminación
que se ejercen con las minorías sexuales”, dice el doctor en psicología
Ricardo Iacub, que en esta entrevista analiza los vínculos y miradas sobre los
cuerpos viejos y propone una educación que acerque a la vejez, a la que
llegaremos, si tenemos suerte, todos, todas, todes.
“Terminamos viendo como cognitivamente extraño y
emocionalmente xenofóbico los cuerpos de estos otros que tenemos tan cerca y
que próximamente seremos”, advierte Ricardo Iacub, autor de libros y artículos
científicos sobre el tema, entre ellos Erótica y vejez. Perspectivas de
Occidente. Además, Iacub es profesor titular de Psicología de la 3ª Edad y
Vejez (UBA), Evolutiva III (UMSA) y subgerente en Pami.
--¿Cuándo se es viejo o
vieja?
--Las cronologías responden a
criterios de organismos internacionales relativos a las expectativas de vida,
en países en vías de desarrollo, como el nuestro, 60 y en países desarrollados
65.
--Eso parecería haber
cambiado en los últimos tiempos, personas de esa edad no se consideran
viejas...
--Se sigue pensando en esa
edad más allá de que siempre son en algún punto relativas estas cronologías.
Pero una persona que trabaja en el campo a pleno sol tiene mayor deterioro
físico, con lo cual se trata una línea intermedia entre lo que podría ser la
clase media más educada que entra a la tercera edad a los setenta y los menos
privilegiados que entran más tempranamente. Pero la verdad es que la
construcción de esta cronología depende de muchos factores porque si te jubilás
también tenés una entrada que, de alguna medida, es ritual: la jubilación.
--¿Qué palabra usar para
nombrarles?
--Prefiero no tener que
evitar nombres que parezcan ofensivos, como viejo o anciano. Hay una serie de
tabúes con respecto a la nominación, lo que habla de las dificultades que
tenemos como sociedad con este grupo de edad. Las palabras personas o adultos
mayores indican esta condición de edad aunque de una manera menos específica.
--En general nuestra
sociedad tiene una mirada despectiva hacia la vejez, y al mismo tiempo
infantilizante y paternalista ¿está de acuerdo con esto?
--Así es, nuestra sociedad se
conduce a partir de varios estereotipos nodulares que conforman el lugar de la
vejez. Por un lado, el no gustar-desear la vejez y desconsiderar cualquier
condición positiva de los mismos. Factores que redundan en una desvalorización
de sus roles, espacios o recursos, lo que al mismo tiempo lleva a esa
infantilización. Esto podría ser retraducido como un desempoderamiento
progresivo, a partir del cual alguien parece tener que tomar control sobre esa
persona, o lo que llamamos paternalismo. Confundiendo categorías asociadas al
deterioro cognitivo, que limita las condiciones de autonomía, con el
envejecimiento esperable que no debería reducirlas.
--En el ASPO, cuando
Horacio Rodríguez Larreta intentó prohibir la circulación de los viejos, usted
habló de “viejismo” y lo comparó con la discriminación por género o el
antisemitismo ¿puede explicarlo?
--Otro de los fenómenos que
produce este lugar social de los mayores es que no vemos el monto de
prejuicios, estereotipos y discriminación en nuestra sociedad, incluso personas
que militan a favor de otros grupos aminorados socialmente (término de
Moscovici), como feministas, LGBT+, les cuesta reconocer las analogías que se
producen entre estos grupos. Lo que sucedió con el gobierno de Larreta fue
llamativo, porque ni siquiera llegaron a imaginar que lo que comprendían
como hacer el bien, no lo era tanto. Cualquier comparación con otro grupo que
hubiese intentado ser encerrado, como los diabéticos, obesos u otros, hubiese
sido un claro escándalo, con los viejos fue más borroso, a pesar de que la
movida que se produjo fue muy interesante. Hubo un “me too” de figuras que
pudieron ubicarse en primera persona diciendo soy mayor de 70 años. Algo más,
en Chile se hizo algo similar y no hubo la misma repercusión negativa y la
medida siguió.
--¿Por qué si todos
llegaremos a serlo (con suerte) no podemos entenderlo?
--Creo que se trata de
construcciones sociales colectivas en donde ciertos personajes sociales toman
roles de mayor poder en un momento histórico y no en otro. La historia de
Occidente es mucho menos homogénea con respecto a los espacios de poder
otorgados a los viejos que hacia las mujeres y aún más con las personas LGBT+.
Sin embargo esta sociedad genera una especie de escisión (¿salvadora?) de
pensar que “a mí no me va a tocar”, hasta que alguna condición de limitación
(enfermedad, discapacidad, caídas) se presenta. Por eso muchas personas dicen
que se sintieron viejas a los 70, 80 o 90, porque es allí que se presentó esta
limitación.
--Hay una variable
distinta en nuestra sociedad para medir la vejez de las mujeres y de los
varones...
--La cuestión de género es un
organizador muy potente en relación al envejecimiento, desde variables
biológicas, como que las mujeres viven más años que los varones, hasta las
condiciones de poder que llevan a que muchas mujeres hoy descubran
posibilidades que previamente no había sido previstas o que los varones vean
aminorar sus condiciones de “potencia masculina”. De esta manera la jubilación,
la enfermedad, los proyectos pueden leerse en clave de género con resultados
muy diferentes.
--Palabras como
“erotismo”, “deseo”, no las asociamos a los viejos... ¿qué consecuencias tiene
esto en la vida de las personas mayores?
--Retomando los estereotipos
sobre la vejez, la sexualidad aparece en la otra escena de la vida de los
viejos y cuando coincide nos parece verde o perverso. Uno de los factores más
interesantes es que nos cuesta imaginar el sexo de los viejos. He trabajado
mucho esta temática y aparecen cuestiones llamativas en gente “progre” pero
que, ante la visión de una escena de viejos se genera una situación de estar en
presencia de algo extraño, inquietante que lleva a considerarlo “raro”,
ridículo, negativo. Desde hace años, comienzo las clases sobre el erotismo en
la vejez con una escena de la película “Nunca es tarde para amar” o “Nube 9” el
título original. En ese marco, los personajes, ambos adultos mayores, apenas
comienza la película tienen relaciones sexuales. La escena no apela al amor, ya
que ellos se conocen a través de un arreglo de un pantalón; tampoco busca
convocar una pasión desbordante, ya que los gestos son mesurados, y brevemente
da fin a la misma con una misteriosa retirada. La presentación de una escena
sexual, que tiene una naturalidad intimidante, permite mostrar algo que se nos
hurta y esconde, el sexo de los viejos. Ver esas escenas nos dicen que allí
están los que no deberían estar. Son los jóvenes, los que tienen otras formas y
se desplazan de otra manera. Lo que produce que la ficción del deseo se rompa y
nos encontremos con el otro lado de la escena, con la rareza y el rechazo de
esos cuerpos, en ese lugar, y cogiendo. La presentación abre la pregunta a lo
que vieron y, muchos de mis alumnos que cursan el último año de sus carreras de
psicología ponen en cuestión si existe el encuentro sexual o si aún continúa el
deseo. Lo que para algunos genera una pregunta política, por qué se oculta ese
sexo, pero también un quiebre más personal, ya que se encuentran ante un
prejuicio, tan implícito, que desconocían padecer. Es allí donde fui
codificando las respuestas frente lo visto y aparecieron algunas cuestiones que
parecen dar cuenta de lo distinto y difícilmente integrable. Las primeras
reacciones apelan a la percepción de extrañeza, la palabra “raro” se repite muy
a menudo, y se le suelen agregar frases como “no lo había visto nunca”, “pensé
que no sucedía”. Luego suelen aparecer respuestas que aluden disimuladamente a
lo que se percibe como feo, pero nadie lo dice de esta forma, se repite el “no
es estético”, en parte como eufemismo y en parte como situar algo que la
sociedad no sabe cómo interpretar. Pero a medida que siguen los encuentros
aparece: “impresión y rechazo” o “acostumbrados a ver cuerpos jóvenes”, “cuesta
ver eso”; da impresión, “como un rechazo”, “asquito”, incluso con gestos
faciales. Otra variante de lectura aparece interpretar los gestos en clave de
ternura, cuando muchos de estos resultaban claramente eróticos. Una alumna
señaló: “si fuesen jóvenes (los actores) hubiese dicho que era erótico, al
verlos viejos, lo asocié con la ternura”. Así como una dispersión de cuestiones
que no resultan relevantes y que aluden a: “qué lindas las manos como se
tocaban y como se miraban”. Y otra de las reacciones alude a valorizar el acto
sexual a partir de la diferencia: “es lindo que estén entre ellos”, “ellos se
gustan”. Tan alejado de sí como si fuesen individuos de otra especie.
--¿Por qué pasa esto?
--Suelo situar una cuestión
que no es totalmente moral, ya que las personas no suelen decir ‘esto es
negativo’ por razones muy claras, sino más bien aparecen consternados ante algo
que les cuesta procesar por la disonancia cognitiva que les genera y a partir
de ello construyen relatos que parecen describir una escena exótica, donde puede
haber mayor o menor apertura. La rareza pareciera relacionarse con la carencia
de representaciones inconscientes que permitan darle un sentido a lo que vemos.
Uno de estos sentidos es el estético.
--¿Cómo funciona el
sentido estético?
--La estética organiza la
interpretación de los estímulos sensibles (sensaciones, percepciones y
emociones) del entorno y genera un tipo de conocimiento. Lo que lleva a
promover respuestas emocionales y juicios estéticos, que dan lugar al gusto. Lo
que trascienden lo bello y lo feo, e incluso dejan márgenes grises de aquello
que no encuentra un sitio específico. Me interesa el juicio estético no para
pensar el arte específicamente sino como un analizador de lo cotidiano y por su
capacidad de producir sensaciones y emociones positivas o negativas. Por ello
es factible preguntarse qué tipo de objeto representa para la estética y en qué
medida se habilita al erotismo en la vejez. Lo que daría lugar a una erótica
que organice la contingencia histórica y cultural de lo deseable, y desde allí
su legitimación a ser sujeto y objeto de deseo.
--Usted dice que hay
distintas “estéticas de la erótica” de la vejez ¿cuáles son?
--Es un concepto que me
permitió situar cómo valora una sociedad ciertos tipos de cuerpos, que
dimensión otorga al sujeto y al objeto del deseo. Esto se inscribe en un marco
que es el estético y que le otorga una llave que habilita ciertos cuerpos y no
otros para desear y ser deseados. Eso implica una serie de estereotipos
inconscientes (no en el sentido histórico personal, sino cultural) que
organizan la visión y la calificación estética-erótica. Hay algunas respuestas
a la descalificación estética que algunos las enlazan con posibles códigos
genéticos que ordenen la reproducción, no es esa mi área de expertise,
prefiero remitirme a un orden explicativo culturalista y ante lo cual tenemos
respuestas elocuentes a la hora de definir quiénes son los deseables y quiénes
no. Recientemente aparecieron noticias sobre los blanqueamientos de mujeres
negras en Kenia o del rechazo estético que causa ser negro en Sudáfrica. Pero
no vayamos tan lejos, los representantes de nuestros pueblos originarios no
suelen ser clasificados de bellos y raramente los encontramos en escenas de la
pornografía. Así como países con mayorías indígenas los personajes de la
televisión no se diferencian de un país europeo. Nuestros gustos han sido en
buena medida construidos de manera imperialista y muchas de nuestras
dificultades para incluir el erotismo en la vejez se basan en cuestiones políticas
cercanas a las formas de discriminación que se ejercen con las minorías
sexuales. De todas maneras es interesante ver cuán claramente críticos podemos
ser para analizar otra sociedad, cuando nos sorprendimos con los
blanqueamientos de mujeres negras, aunque naturalizamos los numerosos
estiramientos faciales u otras medidas antiage, en el centro mismo de nuestra
sociedad.
--¿Cómo cambiaron con el
tiempo?
--Podemos encontrar
diferencias interculturales como las que mostró Françoise Héritier, donde las
mujeres de mayor edad, o que rebasaban la menopausia, eran capaces de un poder
que no habían contado previamente y que afectaba sobre el control de su
sexualidad. Pero también el origen del pueblo judío se basa en la sexualidad de
dos viejos, Abraham y Sara, que como mito antropológico nos parece muy
llamativo y poco abordado. El judaísmo no solo no limita la edad del erotismo,
sino que lo propone para toda la vida.
--¿Y cómo perciben las
personas mayores su erotismo?
--En investigaciones sobre la
representación del cuerpo en la vejez y del erotismo en las personas viejas
manifestaban un tipo de rechazo particular sobre “esos cuerpos”. Las propias
personas mayores tendían a ver sus cuerpos viejos como extraños, fragmentados
en partes viejas y jóvenes, las primeras vistas como ajenas y las segundas como
propias. El trazado dispone de sectores, objetos o partes a las que se les
atribuye la condición de viejas, como las arrugas, la panza, el aumento de peso
o la flacidez, y las que permanecen continuas en el tiempo o jóvenes, como el
brillo de los ojos, las uñas, o el cabello. Las partes envejecidas eran
connotadas como partes faltantes y referidas como: “no tengo boca, cintura,
cara” mientras que aquellas que se mantienen continuas o recobradas (por la
actividad física o cirugías) se las señala como: “recuperé mi cintura” o “volví
a ser” con mayor uso del verbo ser que tener, lo que indica que la permanencia
del ser se basa en un cuerpo ideal más que real. La polarización entre el tener
o no tener se asocia con considerar lo envejecido como un elemento extraño,
impuesto exteriormente y que no representa al sujeto o su identidad, de un modo
similar a aquellas partes más dolientes o enfermas. Por ello se vuelven comunes
las referencias al “verse de golpe”, en un espejo, o vidriera y mirarse desde
un afuera que los sorprende en una imagen extraña o vieja. En jóvenes más pero
en mayores también existe una relación común de extrañeza y difícil
incorporación de la vejez en el sujeto basada en la fuerte represión cultural a
la que estamos sometidos. Terminamos viendo como cognitivamente extraño y
emocionalmente xenofóbico los cuerpos de estos otros que tenemos tan cerca y
que próximamente seremos.
--La pandemia hizo que
empezáramos a mirar más a los viejos. ¿Qué hacer para dejar de mirarlos a
través de prejuicios?
--Creo que la pandemia
radicalizó algunas cuestiones que ya venían traccionando culturalmente.
Asistimos a una sociedad donde la edad, como el género, perdieron la capacidad
de definir roles y actitudes, lo que derivó en que la cuestión erótica tome una
relevancia diferente y que las nuevas generaciones de viejos lo vivan con una
mejor expectativa. Ahora estoy investigando brotes de cambio y uno de los más
interesantes lo encuentro en la comunidad gay de Los osos y sus Osos plateados
(los viejos), en donde la condición de ser más viejo no aparece como negativo o
excluyente. Creo que la educación es un elemento importante. Desde mi inserción
universitaria, donde todavía en muchas facultades la cuestión de la vejez falta
o es optativa, resulta un medio de gran valor para modificar estos criterios.
Obviamente el Estado debe tener una posición activa frente la modificación de
criterios viejistas y el año pasado el Pami junto a la Defensoría del Público
de Servicios de Comunicación Audiovisual generaron videos que mostraron este
prejuicio que aún hoy sigue siendo algo desconocido. No creo que haya nada tan
limitante que una cultura no pueda cuestionar y modificar.
Publicado en diario Página 12
https://www.pagina12.com.ar/323797-el-sexo-en-la-vejez?fbclid=IwAR3MODhdtiE5qRrME7HWCGUF-du2I0VwcIxoWl0-aGHu1Nur_cByKawS3WI